Preguntas Frecuentes
En la actualidad se acepta universalmente que todos aquellos pacientes que posean un IMC igual o superior a 40 y sus tratamientos dietéticos hayan fracasado, no tienen otra solución que la cirugía.
Igualmente, todos aquellos pacientes con un IMC igual o superior a 35, con co-morbilidades asociadas y fracasos en sus tratamientos médicos.
Asimismo, casos de excepción con un IMC entre 32 y 35, pudieran también ser candidatos a cirugía de la obesidad. Existe un universo importante de pacientes que estan en esta situación y que deberían
ser considerados para la cirugía.
El concepto aceptado universalmente se sitúa entre los 18 y los 65 años. Sin embargo cada día vemos más pacientes muy jóvenes con una muy severa obesidad mórbida y a nuestro juicio deben ser operados precozmente. En general, aconsejamos la cirugía lo más tempranamente posible en el tiempo, ya que el beneficio será más prematuro para el paciente y los factores de riesgo menores.
Sí, existen las contraindicaciones de tipo anestésico para aquellos pacientes con obesidad extrema que tienen antecedentes de afecciones de tipo cardio-respiratorio. Los anestesistas aconsejan no intervenir a estos pacientes, quienes deben someterse a tratamientos previos para mejorar su capacidad ventilatoria y poder ser candidatos posteriores a la cirugía.
Existen otras contraindicaciones de tipo psiquiátrico, debiendo ser su especialista quien indique la oportunidad y las condiciones del tratamiento en función del grado y las características del trastorno psíquico asociado.
La drogadicción y el alcoholismo, en general se consideran contraindicaciones para la cirugía de la obesidad. Consulten la Guía Clínica Práctica para el tratamiento de la Obesidad.
El by-pass gástrico es un procedimiento quirúrgico mixto, que se beneficia de la restricción gástrica por medio de una sección del estómago a lo largo de la curvadura menor del mismo y, al mismo tiempo, se beneficia de la mal-absorción intestinal asociando una derivación de los alimentos para que éstos no pasen por las primeras asas intestinales y no se produzca una absorción de grasas y azúcares. De esta forma los mecanismos del adelgazamiento son más eficaces y se perpetúan en el tiempo, manteniendo a los pacientes en la situación más próxima posible a su peso normal.
Una de las principales ventajas de la cirugía laparoscópica es la de acortar las estancias hospitalarias y acelerar los tiempos de recuperación. En condiciones normales y si no se produce ningún tipo de complicación, al día siguiente de la cirugía se retiran todo tipo de sondas y el paciente comienza su movilización activa, procediendo después a realizar un control radiológico – obligatorio –con la finalidad de comprobar el buen funcionamiento de las anastomosis. Si el examen radiológico es correcto, se comienza la ingesta de líquidos y el paciente estará en condiciones de trasladarse a su domicilio. En nuestra experiencia, la estancia media en el hospital es de unas 48 horas. Con el documento de alta hospitalaria, se acompañan las normas de alimentación, la medicación y las pautas para los primeros días. Asimismo se retiran las grapitas de los orificios de los trócares y son sustituidas por pequeñas tiritas adhesivas. El paciente puede ya ducharse en su domicilio.
Desde los primeros días se comienza a perder peso de forma rápida y continuada, en una proporción que es muy rápida durante los tres cuatro primeros meses y más lenta posteriormente hasta una estabilización del peso corporal que puede alcanzar un promedio del año- año y medio.
En nuestra experiencia, la media de pérdida de peso con by-pass gástrico se sitúa en torno al 75% del sobrepeso corporal, manteniéndose a medio y largo plazo. En algunos casos puede adelgazarse más intensamente y alcanzar el 100% e incluso algo más, lo que no es deseable. Ante es situación, se precisa de otro tipo de exámenes y controles.